Laparoscopia de riñón, vejiga y próstata
Esta técnica se emplea para tratar la patología de la glándula suprarrenal cuando es quirúrgica: tumores y ciertas formas de síndromes de exceso de función suprarrenal (Conn, Cushing, feocromocitoma…)
Consiste en abordar la glándula y eliminarla de forma completa o, si es posible identificar la lesión y esta es benigna, valorar la extirpación de la parte enferma y conservar el resto de la glándula sana.
Las ventajas de la laparoscopia, como son la menor invasividad y el menor riesgo de sangrado, se manifiestan con gran evidencia en esta intervención en comparación con el abordaje abierto clásico.
El procedimiento requiere anestesia general.
- Tiempo aproximado de hospitalización: 1-2 días
Puesto que las patologías tratadas tienen gran repercusión médica, es necesario un seguimiento específico (endocrinológico, oncológico, con el internista…) tras la cirugía.
Esta técnica se emplea en el tratamiento de la estenosis de la unión pieloureteral que causa síntomas o alteración de la función del riñón afectado.
Consiste en identificar la zona estrecha, cortarla y volver a unir los extremos sanos sobre un catéter ureteral para evitar que la zona operada se cierre nuevamente antes de cicatrizar.
Es una intervención de muy bajo riesgo pero alta complejidad, por la precisión y delicadeza necesarias para manejar el uréter y hacer una sutura poco agresiva.
- Tiempo aproximado de hospitalización: 1-2 días
El procedimiento precisa anestesia general. El catéter ureteral doble J debe mantenerse unas 3 semanas y se retira tras ese período con una maniobra endoscópica, habitualmente con anestesia local.
Los resultados, que suelen ser satisfactorios, se evalúan mediante pruebas de imagen en las consultas sucesivas.
Consiste en la extirpación de la vejiga y los ganglios linfáticos cercanos para el tratamiento del cáncer de vejiga. En los hombres implica eliminar también la próstata y las vesículas seminales y en las mujeres el útero, los ovarios y parte de la vagina. Además, el urólogo debe crear una derivación urinaria, es decir, una nueva forma de almacenar orina y permitir que se elimine del cuerpo. Existen diferentes tipos de derivaciones (conducto ileal, neovejiga, ureterostomía cutánea…) con sus indicaciones concretas, riesgos y beneficios.
La cistectomía radical se utiliza como tratamiento del cáncer de vejiga invasivo y, en ocasiones, en tumores no invasivos pero recurrentes o con difícil abordaje endoscópico (RTU de vejiga). En ciertos casos es preciso un tratamiento con quimioterapia previo a la intervención.
Se trata de una técnica quirúrgica de elevada complejidad. La tecnología de laparoscopia 3D y la experiencia permiten realizar la cirugía con una mayor precisión, minimizando así los riesgos. Se realizarán varias incisiones de pequeño tamaño en el abdomen y una de mayor tamaño para extraer la pieza quirúrgica. El procedimiento precisa anestesia general y un tiempo quirúrgico de entre 4 y 6 horas.
- Tiempo aproximado de hospitalización: 6-12 días
Una vez completado este tratamiento es necesario un seguimiento de la enfermedad con pruebas de imagen y de laboratorio, de manera programada.
Esta técnica consiste en la extirpación completa de un riñón, su grasa y ganglios circundantes y, en muchas ocasiones, la glándula suprarrenal.
Se utiliza para el tratamiento del cáncer de riñón con tumores renales de mayor tamaño.
Nuestro equipo la realiza apoyándose en la tecnología de laparoscopia 3D, que mejora la visión y la precisión del cirujano durante la cirugía y acorta el tiempo operatorio. Se realizarán varias incisiones de pequeño tamaño en el abdomen y una de mayor tamaño (unos 4-6 cm) para extraer el riñón enfermo. Este tipo de intervención requiere de anestesia general, la recuperación es más rápida que con la técnica abierta y, el dolor postoperatorio y el riesgo de sangrado son menores.
- Tiempo aproximado de hospitalización: 2 días
Es el tratamiento empleado para tratar el cáncer de riñón con tumores renales de tamaño pequeño y mediano. Consiste en extirpar sólo la parte afectada, preservando el resto del riñón para mantener su función. La intención es curativa y está demostrado que en los casos indicados el control de la enfermedad es igual de eficaz que si se elimina el órgano completo.
Las condiciones para poder realizar esta intervención, extrayendo la lesión y conservando la parte sana, son el tamaño del tumor y su localización en el riñón.
La técnica se basa en identificar los vasos sanguíneos del riñón para interrumpirlos mientras, una vez localizada la enfermedad, se extirpa la misma sin sangrado y se cierra el corte en el órgano. El procedimiento requiere anestesia general y el seguimiento de la enfermedad se hace con técnicas de imagen periódicas (TAC, ecografía).
- Tiempo aproximado de hospitalización: 2 días
- Reposo relativo: 2 semanas
Es un procedimiento de gran eficacia para el tratamiento de la HBP en próstatas de gran tamaño.
Consiste en eliminar por completo la parte obstructiva de la próstata (el adenoma) conservando la cápsula para evitar las secuelas de incontinencia o disfunción eréctil.
Se realiza con anestesia general y abordaje laparoscópico 3D, por lo que la precisión es alta, con menor sangrado, menos dolor postoperatorio y un ingreso más corto que con cirugía abierta convencional.
- Tiempo aproximado de hospitalización: 2-3 días
Al retirar la sonda vesical tras unos 4 días, se realiza una micción ya claramente no obstructiva. La técnica, adaptación de la cirugía clásica a la mínima invasividad actual, es resolutiva y tiene resultados muy satisfactorios en un alto porcentaje de los casos.
Es una prueba diagnóstica empleada para diagnosticar cáncer de próstata en pacientes con sospecha en imagen de resonancia magnética.
Consiste en realizar una biopsia específica de la lesión prostática sospechosa localizándola mediante una fusión de las imágenes de la resonancia magnética previa y de la ecográfica que se emplea en quirófano en tiempo real. De esta manera, la precisión aumenta. Habitualmente se realiza también un rastreo del resto de la próstata con biopsias aleatorizadas.
El procedimiento, que puede ser ambulatorio, se realiza por vía perineal y requiere anestesia y un ingreso de unas horas con sonda vesical, tras las cuales ésta se retira y el paciente es dado de alta.
La prostatectomía radical es el tratamiento de referencia para el cáncer de próstata localizado. La intención es curar la enfermedad extirpando la próstata completa con las vesículas seminales y, en los casos indicados, los ganglios linfáticos.
El abordaje por laparoscopia 3D permite una visión óptima y mejora la identificación de las estructuras a preservar. Tiene múltiples ventajas sobre la cirugía abierta y sobre la laparoscopia convencional: menor sangrado, menor dolor postoperatorio con ingreso más corto y mejores resultados en continencia (en torno a un 95%) y erección. El procedimiento se lleva a cabo con anestesia general. El paciente es dado de alta con una sonda vesical que debe mantener 7-10 días.
- Tiempo aproximado de hospitalización: 2 días
El seguimiento del cáncer de próstata tras la intervención se realiza mediante determinaciones periódicas de PSA. Si se mantiene en los niveles adecuados, se considera enfermedad controlada y no precisa más tratamientos.
La laparoscopia es un abordaje de la cavidad abdominal que se realiza de manera mínimamente invasiva, con varias incisiones muy pequeñas en las que se colocan unos tubos (trócares) que permiten introducir una cámara y el instrumental para operar.
No se realizan intervenciones diferentes a las de la cirugía convencional, sino las mismas pero con un impacto mucho menor sobre el organismo gracias a la visión más cercana y la manipulación mínima imprescindible de los tejidos de la pared abdominal y aquellos cercanos a la zona que hay que tratar. Gracias a ello, el dolor postoperatorio y el sangrado disminuyen mucho, y con ello se acortan los ingresos y se acelera la recuperación de la vida normal.
La mayor innovación tecnológica es la introducción de la visión tridimensional en las cámaras de laparoscopia: la laparoscopia 3D. Con respecto a la laparoscopia convencional en 2D, la mejor coordinación y precisión de los movimientos, la reducción de los tiempos quirúrgicos y la mejor identificación de estructuras que permite la visión tridimensional suponen un paso más allá en la calidad de la cirugía urológica y en los resultados para nuestros pacientes.