El robot da Vinci es la evolución más perfeccionada hasta el momento para la cirugía urológica.
El robot consta de una plataforma de brazos robóticos a los cuales se acoplan la cámara y el instrumental quirúrgico y que es la que contacta directamente con el paciente mediante un abordaje laparoscópico. Estos brazos son manejados por el cirujano desde una consola de gran ergonomía que se ubica fuera del campo quirúrgico.
A las ventajas propias de la laparoscopia 3D (menor invasividad, menor sangrado, menor dolor postoperatorio, mejor visión) el robot da Vinci añade una precisión mucho mayor y una movilidad imposible para la mano humana, pues los instrumentos están articulados de tal manera que permiten 7 grados de libertad y en un espacio muy reducido. Además se elimina el temblor. Esto se traduce en mayor delicadeza y perfección en la cirugía y, por lo tanto, mejores resultados en las técnicas que requieren respetar tejidos y estructuras pequeñas o frágiles.
Cualquier intervención de laparoscopia urológica puede realizarse con apoyo en robot da Vinci, aunque la ventaja más evidente se encuentra en la prostatectomía radical por cáncer de próstata. También es útil en la pieloplastia, en la cistectomía radical por cáncer de vejiga y en la nefrectomía parcial por cáncer de riñón.