La prostatectomía radical es el tratamiento de referencia para el cáncer de próstata localizado. La intención es curar la enfermedad extirpando la próstata completa con las vesículas seminales y, en los casos indicados, los ganglios linfáticos.
La próstata es una glándula situada entre la uretra y la vejiga que contacta íntimamente con los esfínteres urinarios, encargados de la continencia, y con las bandeletas neurovasculares, que tienen funciones en la erección y también en la continencia. La técnica tiene como primer objetivo curar la enfermedad, y después, en orden de prioridad, mantener la continencia y la erección, y hacerlo lo más precozmente posible.
El robot da Vinci es la mejor herramienta de la que disponemos para realizar esta intervención, pues la elevada precisión y la movilidad de los instrumentos permiten extraer la próstata y las vesículas seminales con un trauma mínimo sobre las bandeletas neurovasculares y los esfínteres.
Los resultados que hemos obtenido hasta el momento se resumen así:
– Control de la enfermedad en un 90% de los casos, como en otras técnicas.
– La continencia se conserva en torno al 95% de los casos, igual que con laparoscopia 3D, y la mayor parte de las veces de manera precoz desde la retirada de la sonda.
– La preservación de la erección depende en gran medida de la edad y de la función previa, pero también del respeto de las estructuras responsables de la misma; por ello, el porcentaje de pacientes que tiene erección, con o sin medicación, después de la cirugía, es mayor (de 55 a 60% de pacientes con erección suficiente) en los que se han operado con robot da Vinci que en los que lo han hecho con cualquier otra técnica.
El procedimiento se lleva a cabo con anestesia general y tiene un postoperatorio en hospital de unas 48 horas, tras las cuales el paciente es dado de alta con una sonda vesical que debe mantener 7-10 días.
El seguimiento del cáncer de próstata tras la intervención se realiza mediante determinaciones periódicas de PSA. Si se mantiene en los niveles adecuados, se considera enfermedad controlada y no precisa más tratamientos.